Se camina en calles, inconmensurables, sale en busca de nada, es necesario salir de esa incomodidad absoluta que causa la degradación del ser físico. De camino a la ciudad universitaria, día de entregar su trabajo, mediocre y absurdo, como mediocres y absurdos son los proyectos de las personas que vienen en busca de alguna revelación y sólo encuentran más y más decepción.
La ruta va por la costanera norte [como siempre el norte mucho más desarrollado que el sur, y yo en el sur, muy al sur], vía en la que todos quedan dormidos, por el cansancio, por el licor, por cierto ambiente sabatino, lleno de modelos y de seres hermosos en la noche, pero que al día la pesadilla de la existencia derrota toda intención de superación, de ser mejor, de fe.
Se percibe de repente esa instancia de malestar, de nuevo, como hace unos años, recuerdo bien. en el 2004, ese año funesto y voraz que dejó todo en un caos infernal. Sólo pronunciar lo impronunciable hace templar las manos, es una fragilidad, es la herida de sangre en la pierna izquierda, sale y sale sangre y no para nunca.
Ya es tarde para pensar en eso. No queda más que la soledad de estar lejos de las personas que se han necesitado siempre para vivir. Se respira en el aire, se ve en el gris dominante del ambiente, un gris cada vez más poderoso: pálido - frío - helado. Un gris invierno.
2 comments:
me gusta mucho lo que escribes...
Me alegra que lean.
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