Lunes 23 de julio de 2007
Buenos Aires
Argentina
Es necesario ahora recordar esos momentos de fragilidad y dolor que tuvieron lugar en la vida en el lapso transcurrido mientras se desarrollaba la lectura de S.H. y T. En retorno de la Ciudad Universitaria [trayecto que hacer parte de un itinerario] me quedé antes de la parada en la ruta 33; me bajé justo al frente del edificio del Correo Central. Anduve por las compraventas de libros mirando, buscando en especial un libro "Sobre Héroes y Tumbas" para poderlo releer... como a esos libros mágicos que nunca se pueden superar. La tercera vez. Una vez al año pensaría antes. Pero en realidad es menor porque la primera tuvo lugar en el 2003. Lo encontré, como era de esperar, una bonita edición de 60 años de literatura de Buenos Aires.
Muy contento con el precio y con la compra iba al apartamento, pensaba mientras caminaba de lo especial que podía ser leer algo en la Plaza de Mayo, como especial pasa todo en ese lugar. La Plaza de Mayo se divide en dos partes: antes la Plaza de las Armas hacia el occidente y Plaza Mayor hacia el oriente [hacia la Casa Rosada]. El hecho importante, recordando una frase del mismo autor "modificación de una modificación" estaba dividida por algo que llamaban "La Recoba" un pasaje de comercio. Miraba la reja, tan ruda y salvaje, que han puesto dividiendo la Plaza en dos, de nuevo como una memoria cómica de la historia.
Me dirijo a la parte que da a la Casa Rosada. Me alegra que existe cierto ambiente de complicidad allí. Los chicos tienen cierto aire especial, la gente que la transita generalmente no lo hace con ganas de llegar a ningún lugar. Veo en particular a un joven que a su espalda, a partir de cargar con todo el peso de su existencia, lleva algo que en mi país se llama "mochila" y me imagino decirle: "muy andina tu mochila para andar en el centro de Buenos Aires". Palabras sueltas como mis pensamientos. Una pareja de turistas de Europa Oriental, la chica con una belleza extraña que no puedo evitar mirar de reojo, tomando fotos del palacio presidencial. Pienso en la memoria de las personas grabada en imágenes fotográficas, mucho más fiel que estas palabras que intento construir.
Al fin me siento transversalmente a la Casa Rosada, una sillita de madera muy curiosamente pintada de verde. Abró el libro, inicio la lectura. La noticia Preliminar que tantas veces he leído y que ahora me hace en ir en busca de documentarme en el archivo de La Razón, pero no tiene importancia. Y empieza de nuevo el camino a las profundidades de mi mismo reflejadas en el libro.
Avanzo páginas sin importar el número, la hora, ni el clima. De repente siento... mejor sería decir: no siento, mis dedos de las manos, efecto del frío tan garrafal que está haciendo. No puedo dejar de pensar en la escena, tan digna de ser confidencial, y ahora la escribo en palabras. Como quien tiene un tesoro pero es tan maravilloso que quiere compartirlo con los demás. Retomo, el invierno de 2007 en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, como reconstruyendo un sueño que de había creado en mi imaginación pero que ahora me veo en la obligación de hacerle lugar en lo que llamamos realidad, concepto tan absurdo como el de tiempo. Un sueño en el que uno puede pasar una tarde hasta altas horas de la noche leyendo en la Plaza Mayor de esta ciudad de contradicciones. Me hace inmenzamente feliz.
Hora 22:12:45
Terminar. [edición sugerida por untitled_one muy apropiada]
Buenos Aires
Argentina
Es necesario ahora recordar esos momentos de fragilidad y dolor que tuvieron lugar en la vida en el lapso transcurrido mientras se desarrollaba la lectura de S.H. y T. En retorno de la Ciudad Universitaria [trayecto que hacer parte de un itinerario] me quedé antes de la parada en la ruta 33; me bajé justo al frente del edificio del Correo Central. Anduve por las compraventas de libros mirando, buscando en especial un libro "Sobre Héroes y Tumbas" para poderlo releer... como a esos libros mágicos que nunca se pueden superar. La tercera vez. Una vez al año pensaría antes. Pero en realidad es menor porque la primera tuvo lugar en el 2003. Lo encontré, como era de esperar, una bonita edición de 60 años de literatura de Buenos Aires.
Muy contento con el precio y con la compra iba al apartamento, pensaba mientras caminaba de lo especial que podía ser leer algo en la Plaza de Mayo, como especial pasa todo en ese lugar. La Plaza de Mayo se divide en dos partes: antes la Plaza de las Armas hacia el occidente y Plaza Mayor hacia el oriente [hacia la Casa Rosada]. El hecho importante, recordando una frase del mismo autor "modificación de una modificación" estaba dividida por algo que llamaban "La Recoba" un pasaje de comercio. Miraba la reja, tan ruda y salvaje, que han puesto dividiendo la Plaza en dos, de nuevo como una memoria cómica de la historia.
Me dirijo a la parte que da a la Casa Rosada. Me alegra que existe cierto ambiente de complicidad allí. Los chicos tienen cierto aire especial, la gente que la transita generalmente no lo hace con ganas de llegar a ningún lugar. Veo en particular a un joven que a su espalda, a partir de cargar con todo el peso de su existencia, lleva algo que en mi país se llama "mochila" y me imagino decirle: "muy andina tu mochila para andar en el centro de Buenos Aires". Palabras sueltas como mis pensamientos. Una pareja de turistas de Europa Oriental, la chica con una belleza extraña que no puedo evitar mirar de reojo, tomando fotos del palacio presidencial. Pienso en la memoria de las personas grabada en imágenes fotográficas, mucho más fiel que estas palabras que intento construir.
Al fin me siento transversalmente a la Casa Rosada, una sillita de madera muy curiosamente pintada de verde. Abró el libro, inicio la lectura. La noticia Preliminar que tantas veces he leído y que ahora me hace en ir en busca de documentarme en el archivo de La Razón, pero no tiene importancia. Y empieza de nuevo el camino a las profundidades de mi mismo reflejadas en el libro.
Avanzo páginas sin importar el número, la hora, ni el clima. De repente siento... mejor sería decir: no siento, mis dedos de las manos, efecto del frío tan garrafal que está haciendo. No puedo dejar de pensar en la escena, tan digna de ser confidencial, y ahora la escribo en palabras. Como quien tiene un tesoro pero es tan maravilloso que quiere compartirlo con los demás. Retomo, el invierno de 2007 en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, como reconstruyendo un sueño que de había creado en mi imaginación pero que ahora me veo en la obligación de hacerle lugar en lo que llamamos realidad, concepto tan absurdo como el de tiempo. Un sueño en el que uno puede pasar una tarde hasta altas horas de la noche leyendo en la Plaza Mayor de esta ciudad de contradicciones. Me hace inmenzamente feliz.
Hora 22:12:45
Terminar. [edición sugerida por untitled_one muy apropiada]
1 comment:
me gusta mucho este escrito, sobre todo porque se la importancia que tenia para ti ese momento, magia tuvo que haber; Tu, El libro (por el que deseaste conocer Bs As)y Bs As, tal y como te lo imaginaste, los tres reunidos por fin......
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