La capacidad que tenemos de adaptarnos a nuevos lugares, a nuevas rutinas, a otra vida, cada vez que viajamos o simplemente cuando nos mudamos de casa. De repente me encuentro en Buenos Aires, estudiando con gente que no entiende mis planteamientos, mis inquietudes, luego de repente pasó el tiempo, y todo lo que había hecho en el trayecto, se olvida, muta, cambia.
Estoy aquí escribiendo estas palabras, y ella, ahora debe estar un un ómnibus, camino a la nieve, 22 horas de viaje, un par de días, pienso mejor, un par de pares de días... No soy extranjero de esta ciudad, ya la habitué a mi, mejor, en palabras más exactas, ya me habituó a ella, como ese ente tan ajeno que son, tan independiente, me causa gracia a veces ver a los hombres intentar formarla, construirla, como si tuvieran ese poder, todos, en mi gremio claro, nosotros los arquitectos de la ciudad (urbanistas nos llaman los más interesados) que tenemos esas capacidades. Me alegro de tener profesores disidentes de la ciudad...
Me alejo del tema, como siempre, pero sin importancia, de hecho este escrito es así, retomar un poco la calma, la paz, que a veces busco tan desesperadamente. De nuevo la contradicción... La cerveza, más cerveza piden todos, cerveza y rock 'n' roll, pero nada sigue, nada perdura cero emoción!!!
Lo mejor es pasar a la cama, después de 1.5 horas de sueño en 48 horas de día.
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