Me despierto, algo pasa, por un par de segundos dudo si estoy en el taller, o si estoy el la Facultad de Artes de Bogotá. Todo sigue igual. Buenos Aires, Tacuarí al 181. Intento dormir, intento sin sentido, imposible, me doy vueltas, hace calor, tanto calor, finalmente me dirijo al living (se le dice así a la sala). El titulo es Angosta, tan encantador, tan real, tan subjetivo, como cuando uno descubre secretos entre conversaciones inéditas entre la gente común, como cuando uno sabe que están hablando del amor entre seres inadecuados pero existe. mmm... amor no sería la palabra más adecuada.
Sigue pasando el tiempo, despierto de nuevo y me encuentro en un mundo lleno de moda y de accesorios, de algo que se ha llamado arte pero que es mentira, en realidad en igual en todo el mundo, los mismos colores, los mismos materiales, los mismos senderos, las mismas formas. En Angosta, el sektor F es igual, igual a Bs As, al menos a esa parte que se ha ido denominand "soho". Igual, terriblemente igual. Pero aún sigo aquí.
Me despierto con ganas de vomitar. Aún sigo aquí.
Algunos escapes de la lucidez. Caminar por las callesitas, que no se parecen a París, sólo en unos pequeños aspectos, según parisinas compañeras. Mirar a las personas comunes todos sin intentar salir de su sektor, únicamente continuar como siempre ha sido la vida, como si el pasar de las crisis, de los golpes, de las décadas nunca hubiesen pasado. Ellos me agradan. Como Andrés Zuleta.
como andresserrano.
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